Lumbalgia

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La lumbalgia es uno de los motivos más frecuentes de consulta y representa una de las causas más importantes de licencias laborales y gastos en atención médica. Es tan frecuente que aproximadamente el 80% de la población la padecerá en algún momento de su vida. Afecta a personas de todas las edades, con un pico de incidencia a los 45 años.

Se define como un dolor intenso en la región lumbar vertebral o paravertebral. Es un síntoma, pudiendo ser causada por múltiples enfermedades de diferente etiología y gravedad. Podemos clasificarla en:

  • Lumbalgia mecánica o inespecífica: Las causas se atribuyen a alteraciones estructurales o sobrecarga funcional y postural de la zona lumbar. El dolor empeora con los movimientos y mejora en reposo. También se relaciona con las posturas (aumenta al permanecer sentado o de pie quieto durante largo tiempo). Es frecuente la existencia de cierta rigidez matinal.
  • Lumbalgia no mecánica: El dolor no se relaciona con la movilización, es diurno y/o nocturno, no cede con el reposo y puede despertar al paciente durante el sueño. Su origen será inflamatorio, infeccioso, tumoral o visceral.

Es importante destacar que el 90% de las lumbalgias son de tipo mecánico.

Además, la lumbalgia puede ser aguda o crónica. Será aguda cuando la duración del dolor sea menor a 6 semanas, y crónica si se prolonga por más tres meses. Se le denominará subaguda si permanece por más de 6 semanas pero menos de 3 meses.

Ozonoterapia como tratamiento contra la lumbalgia

El ozono es ampliamente utilizado en traumatología por su acción analgésica y antiinflamatoria, mejorando de forma significativa la calidad de vida de las personas con este tipo de patologías. Entre sus usos destacan el alivio del dolor articular, el tratamiento de enfermedades reumáticas y desgarros musculares, entre otros.

En pacientes con lumbalgias, la ozonoterapia produce una mejoría apreciable por los pacientes a las pocas sesiones. Sin embargo, deben continuarse las sesiones con el fin de que la mejora perdure en el tiempo. En el caso de lumbalgias crónicas, en general se requieren entre 10 y 15 sesiones para completar el tratamiento. Por otro lado, en aquellos casos en que la causa sea muscular, el alivio es mucho más rápido y suele bastar con 5 sesiones.

Lo que distingue a la ozonoterapia del tratamiento con otros fármacos es que no sólo calma el dolor, sino que en muchos casos constituye una solución para la causa que lo produce. Ha sido ampliamente demostrada la efectividad del ozono como tratamiento de artrosis y hernias de disco, dos causas muy frecuentes de lumbalgias. El ozono, por ser un gas, tiene acceso a la zona de inflamación, ya que no tiene reparos anatómicos. Allí reestablece el metabolismo del tejido afectado, oxigena la zona, tiene efecto deshidratante (lo que reduce el edema presente), interfiere con la liberación de péptidos nociceptivos (sustancias que transmiten el dolor) y elimina los mediadores de la inflamación, como la histamina.

La ozonoterapia permite, además, ir abandonando los fármacos analgésicos y antiinflamatorios, que muchas veces pueden resultar nocivos para la salud. A diferencia de ellos, el ozono no genera metabolitos tóxicos, dado que se descompone en oxígeno, un elemento natural en el organismo.

La vía de administración a utilizar es a través de infiltraciones, que son punciones en la zona del dolor.

La ozonoterapia no está contraindicada para ninguna edad, de hecho se utiliza en algunos casos en tratamientos de prevención de patologías asociadas al envejecimiento.