Mecanismo de acción del ozono. Cuestionando la evidencia de la vía de los EROs. Otra teoría
                                Existen dos mecanismos:
- Ozono como tal(oxidación, adición)
 -  Vía radicales (derivados del ozono,productos de oxidación avanzados) 
 
Aunque ambos mecanismos ocurren simultáneamente, las condiciones del medio de 
  reacción son las que determinan cuál de ellos será elmás importante. 
  En general, los medios ácidos favorecerán las oxidaciones llevadas a cabo por el 
  ozono mientras que los medios alcalinos favorecen las oxidaciones vía radicales. 
  La estabilidad del ozono en soluciones acuosas depende fuertemente del pH del 
  medio. Así, el tiempo de vida medio del ozono disminuye a medida que el pH 
  aumenta:
  
También existen muchas otras variables que afectan a la vida media del ozono 
  en agua, pero que no discutiremos aquí. 
  Retomando la idea inicial, citemos los potenciales normales de reducción de 
los diferentes agentes oxidantes relacionados con el ozono: 
| Especie | Eº | 
| Radical hidroxilo | 2.80 V | 
| Oxígeno monoatómico | 2.42 V | 
| Ozono (medio H+) | 2.07 V | 
| Peróxido de hidrógeno (medio H+) | 1.77 V | 
| Radical hidroperóxido | 1.70 V | 
| Ozono (medio OH-) | 1.24 V | 
| Peróxido de hidrógeno (medio OH-) | 0.87 V | 
| Oxígeno (medio ácido) | 0.82 V | 
Vemos que el ozono tiene un elevado potencial redox, por tanto una gran 
  capacidad oxidante de compuestos. Sustancias con potenciales redox por 
  debajo del ozono en la escala podrán ser oxidadas por él. De la evaluación del 
  Eº en medio ácido y en medio alcalino puede deducirse que este tipo de 
  reacciones depende fuertemente del pH. 
  Otro tipo de reacciones que presenta el ozono son las reacciones de adición. 
  Debido a su carácter electrofílico, el ozono es altamente reactivo frente a 
  compuestos que presenten dobles enlaces carbono-carbono. Conocido es el 
  mecanismo de Criegge de formación de ozónidos (los enlaces C=N y C=O no 
  reaccionan con el ozono por esta vía). También ocurren reacciones de adición 
  nucleofílica (casos de ataques a dobles enlaces entre átomos de diferentes 
  electronegatividades). 
  El ozono disuelto en agua es inestable y sufre descomposición. Esta 
  descomposición genera radicales libres, siendo el principal el radical hidroxilo, 
  OH•, debido a su elevada reactividad. Este radical inicia un proceso de 
  oxidación altamente destructivo y poco selectivo. El oxígeno monoatómico 
  generado por descomposición de la molécula de ozono es también altamente 
  oxidante y a su vez cumple funciones de facilitador para oxidaciones más 
  extensas. 
  Como podemos ver, el pH juega un rol importante en los mecanismos de 
  oxidación del ozono: determina cuál será la vía principal de oxidación - 
  molecular o radicalar- y determina también la selectividad de las reacciones. 
  Las oxidaciones por vía molecular son más selectivas mientras que las iniciadas 
  por vía radicalar son mucho más agresivas, atacando a toda molécula 
  susceptible presente en el medio. 
  Llevemos lo anterior a las aplicaciones médicas. ¿Ocurrirá lo mismo cuando 
  se administra ozono por cualquier vía? Según lo anterior, no necesariamente. El 
  postulado de la acción del ozono vía EROs (especies reactivas del oxígeno) y 
  LOPs (productos de degradación de los lípidos) se basa en evidencia indirecta 
  obtenida en la gran autohemoterapia (GAHT). En la GAHT se hace reaccionar la 
  mezcla oxígeno/ozono con sangre citratada, cuyo pH suele ubicarse entre 7- 
  7.2. Este medio neutro-alcalino débil favorece los mecanismos radicalares y las 
  adiciones, por tanto es esperable observar EROs y LOPs. Algo similar ocurriría 
  con la administración de un suero dextrosado ozonizado puesto que el pH del 
  medio de reacción será de 7,4.
  Sin embargo, cuando se aplica el gas directamente sobre una zona 
  inflamada puede no ocurrir lo mismo. Primero, el pH del medio es ácido (pH 5- 
  6) por lo que se favorece la acción oxidante del ozono por vía molecular, ocurre 
  adición seguida de una relativamente rápida hidrólisis de los LOPs que pudieran 
  haberse generado (catálisis ácida) y también se favorecen las oxidaciones 
  debidas al oxígeno atómico. Los productos de oxidación son en general 
  productos aniónicos los cuales se ven estabilizados en sus cargas por el exceso 
  de protones presentes en el medio, lo cual favorece aún más la vía molecular 
  frente a la radicalar. Por tanto, parece menos probable que en este caso los 
  EROs sean los responsables de los efectos de la fase temprana. Una cuestión 
  adicional y de gran importancia: el radical OH, el principal oxidante en los 
  procesos de oxidación avanzada cuando se utiliza ozono, NO posee vía de 
  detoxificación en el organismo; por consiguiente, siempre que se genere 
  producirá daño oxidativo en las células. 
  Pensemos, siendo el ozono un oxidante fuerte y reactivo ¿por qué produce 
  un “estrés oxidativo” controlado? ¿Acaso no son los EROs especies tan reactivas 
  que, cuando se producen en gran cantidad y en agudo en una célula resultan 
  incontrolables? Sabemos que una vez iniciado un proceso que ocurre por un 
mecanismo radicalar continúa hasta llegar a la fase de terminación, sin que uno pueda controlar lo que ocurre en el medio (una opción para hacer más 
manejables las reacciones que se producen por vía de radicales es disminuir la 
temperatura, caso obviamente impracticable en el organismo humano). En el 
caso de la GAHT, todos los procesos que ocurrieron en la “fase temprana” ya 
han concluido (debido a la vida media corta que tienen los EROs), por lo que al 
ser transfundida la sangre nuevamente al organismo dichas reacciones no 
ocurren. Lo mismo podría decirse en el caso de las aplicaciones en áreas 
inflamadas, donde estos mecanismos radicalares no se ven favorecidos. En el 
caso de la administración de un suero ozonizado, es posible que los EROs 
representen una fase temprana efectora del ozono, por lo que está presente el 
riesgo del “estrés oxidativo”. Sin embargo, la administración se realiza en un 
medio con gran capacidad de dilución y con una gran carga de antirradicalares, 
por lo que la cantidad de radicales que podrían efectivamente llegar las células 
del organismo es mínima; entonces, el riesgo de iniciar una cascada oxidativa 
vía radicales es virtual o al menos improbable (téngase presente que esto será 
cierto siempre que la cantidad de ozono administrada en solución no supere la  
capacidad antirradicalar del plasma). 
Respecto de la vía rectal, quizás resulte la vía de administración más segura 
puesto que dicha cavidad, aunque tenga pH neutro o alcalino, posee una 
característica muy importante: presenta una buena absorción a través de la 
mucosa, regulada por la velocidad de difusión del gas y sus subproductos; los 
que una vez absorbidos alcanzan rápidamente la circulación sistémica. Debido a 
la presencia de la mucosa como barrera, ninguno de los radicales que se 
pudieran haber generado en el medio alcanzarán la circulación. Además, todos 
los tejidos expuestos al exterior (excepto el árbol respiratorio) son muy ricos en 
agentes antirradicalares y poseen una alta tasa de recambio, justamente 
porque son tejidos especialmente diseñados para soportar las agresiones 
provenientes del medio ambiente y proteger el medio interno. Sin embargo, es 
necesario entender que esta capacidad de tolerar las agresiones externas tiene 
un límite.
Teniendo en cuenta que la mayoría de las patologías se asocian a pHs 
ácidos, el ozono en esos lugares actuará vía mecanismos oxidativos puros 
principalmente y la vía de radicales se encontrará desfavorecida. Por lo que el 
estrés oxidativo debido al ozono vía especies activas del oxígeno no es que sea 
controlado sino que quizás no esté ocurriendo. 
La evidencia demuestra que los niveles de enzimas, péptidos y proteínas 
antirradicalares aumentan después de la terapia con ozono. Este hecho real se 
ha explicado desde el punto de vista de los EROs y los LOPs, debido 
principalmente a que se conoce bastante de los mecanismos involucrados en la 
acción de los EROs - especies generadas ante un metabolismo anormal del 
oxígeno (directo o indirecto)-.  Sin embargo podemos hacer dos lecturas de las 
evidencias. Si en una patología dada, se comprobó que esta se asocia a un 
nivel elevado de estrés oxidativo ¿cómo es posible que con un agente que 
ejerce su acción generando más estrés oxidativo se logre una respuesta 
beneficiosa, cuando la enfermedad en si misma no lo ha logrado a pesar de 
compartir el mismo mecanismo?. Esto debería sugerir que existe una vía 
totalmente diferente. También se cree que los EROs son los responsables (en 
fase temprana) de disparar la respuesta de aumento de la síntesis de 
antirradicalares y de hacer más eficiente su recovering. Volvemos al mismo 
punto: si el ozono genera EROs por qué trae aparejado un efecto beneficioso 
sobre una patología que ya demostraba no soportar el daño generado por estas 
especies. 
Luego, parece poco probable que la vía de los EROs sea un mecanismo que 
permita explicar los efectos observados. Sin embargo, el gas ozono provoca 
oxidaciones que son sensadas por las células del organismo, las cuales 
responden aumentando la producción de antirradicalares. Esto no es más que la aplicación del principio de acción y reacción: frente a una agresión oxidante el 
organismo responde aumentando la producción de antioxidantes endógenos. 
Ahora bien, al aplicar el ozono se generarán productos de oxidación, 
principalmente productos de oxidación de lípidos. Estos lípidos oxidados pueden 
quizás ser los mensajeros del ozono. Tal vez exista un mecanismo molecular 
capaz de sensar la presencia de estos compuestos, ya sea sobre la propia 
membrana celular o en el medio que la rodea, y ese sea el evento que dispare 
las respuestas que conducen finalmente a la recuperación de la célula. También 
se explicaría de esta manera los efectos beneficiosos observados en las 
aplicaciones tópicas de aceites y cremas ozonizadas, en las que el ozono no se 
encuentra como tal sino como productos de oxidación de lípidos. También es 
cierto, que los ozónidos lipídicos al descomponerse pueden generar nuevas 
especies oxidantes: oxígeno naciente, peróxido de hidrógeno, etc., que quizás 
contribuyan a propagar las acciones de los LOPs. 
En modelos animales se ha visto que cuando se aplica gas ozono por vía 
intraperitoneal o por vía rectal no se observa consumo de antioxidantes en 
plasma ni en tejidos, lo cual habla en contra de una inducción del estrés 
oxidativo. No obstante, también se ha visto que al generar una patología que se 
sabe asociada a estrés oxidativo en animales que recibieron ozonoterapia 
previa, los niveles de respuesta de los mismos es tal que no se observan 
modificaciones significativas en el balance redox con respecto a los controles, 
mientras que el estrés oxidativo en los grupos no tratados está claramente 
presente y conduce a daño oxidativo. Por tanto, debe existir un mecanismo de 
“preacondicionamiento” que prepare al organismo para enfrentar una situación 
de estrés oxidativo impidiendo que el mismo se desarrolle.
Entonces, el gas ozono actuaría provocando una oxidación no agresiva ni 
estresora para la célula (siempre que se aplique a dosis, concentración y vía 
adecuadas) indicándole a la misma que es necesario responder de un modo 
más enérgico contra el daño que la propia patología le está produciendo de 
modo tal de recuperar su homeostasis. 
Cabría preguntarnos también, si existirían efectos benéficos de la aplicación 
del gas ozono en pacientes sanos. La evidencia que se tiene en modelos 
animales muestra que no se observan efectos adversos de la aplicación en el 
organismo sano y que además la aplicación funciona como factor de 
preacondicionamiento que le permite mejorar las respuestas frente a la 
aparición de alguna patología. Podríamos también pensar cuál es la necesidad 
de someter a células sanas a una oxidación. Aunque parezcan puntos de vista 
disímiles existe un punto de encuentro. La vía de aplicación del ozono más 
utilizada en los estudios animales es la vía rectal y, como ya dijimos, en el 
organismo humano dicha vía resulta ser la más segura. Por tanto, también esta 
forma de administración para producir un preacondicionamiento sería de 
utilidad en el paciente sano. 
En conclusión, podríamos decir que el ozono aplicado en concentraciones 
terapéuticas produce una oxidación del medio que le indica a las células que 
deben responder aumentando sus defensas antioxidantes y que la teoría del 
estrés oxidativo controlado es incorrecta. 
El efecto de la ozonoterapia no es ni más ni menos que aplicación del 
principio de acción y reacción. 
Francisco Carlos Bacchetta 
  Presidentede Adelo

						Asociación Argentina del Ozono - ADELO